En esta entrada analizaremos el poder y
la violencia de las obras leídas y la relación que tienen entre
ambos.
En don Álvaro observamos que el poder
ejercido viene dado por el Marqués de Calatrava: los padres tenían
derecho a elegir el marido de sus hijas en esta época. Y así,
Leonor se rebela contra su padre al no estar de acuerdo con ello y al
estar ella enamorada de don Álvaro. Esto desencadena una batalla en
la que, por accidente, el marqués de Calatrava muere a causa de un
disparo.
Este “amor prohibido” hace que los
personajes actúen con violencia.
Don Álvaro, por su parte, adquiere
esa personalidad diabólica a causa de esto, por lo que no es algo
intrínseco, sino adquirido: la violencia del personaje viene dada
por el poder ejercido por parte del marqués hacia su hija Leonor, la
cual, si analizamos, es la causa principal de toda la tragedia.
Esto también es el desencadenante de
la violencia de don Alfonso y esa personalidad diabólica de la que
antes hablábamos y dedicamos una entrada. Es la pescadilla que se
muerde la cola: si el marqués no le hubiera prohibido a su hija
casarse con su amado, no habría muerto y, en consecuencia, su hijo
no habría tenido que vengarse de su muerte. Por lo que, al igual que
pasa con don Álvaro, la violencia del hijo del marqués es
adquirida.
Aunque sea el marqués el
desencadenante de la violencia en la obra, no debemos olvidar que en
última instancia el que más poder tiene es el destino, con el cual
nadie puede luchar.
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