El primer símbolo que podemos apreciar en la obra es el de la navaja, puñal o cuchillo. Este simboliza la muerte, presente durante toda la obra y que el personaje de la Madre augura al principio de esta.
Novio: Déjalo. Comeré uvas. Dame la navaja.A causa de una navaja murió su marido y a causa de ella, sin saberlo, morirán los protagonistas de la tragedia, de entre ellos su hijo.
Madre: ¿Para qué?
Novio: (Riendo)Para cortarlas.
Madre: (Entre dientes y buscándola)La navaja, la navaja... Malditas sean todas y el
bribón que las inventó.
Novio:Vamos a otro asunto.
Madre: Y las escopetas, y las pistolas, y el cuchillo más pequeño, y hasta las azadas y
los bieldos de la era.
Novia: Y esto es un cuchillo, un cuchillito que apenas cabe en la mano; pez sin escamas ni río, para que un día señalado, entre las dos y las tres, con este cuchillo se queden dos hombres duros con los labios amarillos.
Otro de los símbolos más característicos de esta obra es el caballo. Este animal simboliza la virilidad, la fuerza básicamente, que podemos identificar con el personaje de Leonardo, un personaje dominado por la pasión (que acaba en tragedia), como ocurre con un caballo salvaje desbocado, dominado por su condición. Además, aparece como predicador de la muerte y cómo elemento básico para que la tragedia se produzca puestos que montados a caballo nuestros protagonistas irán a encontrarse con la muerte. En la nana del segundo cuadro del primer acto aparece en numerosas ocasiones a modo de presagio:
Suegra: Duérmete, rosal, que el caballo se pone a llorar. Mujer: Nana, niño, nana. Suegra: Ay, caballo grande, que no quiso el agua!
El símbolo del agua, en cambio, representa el fluir de la vida, siempre que esté en movimiento y no estancada. En esta obra, aparece varias veces el agua con esa connotación: la sangre y la vida que fluye como en la nana anteriormente expuesta y como en el siguiente fragmento:
Criada: (Arreglando en una mesa copas y bandejas)El agua, además, aparece simbolizando la purificación, la honra de las muchachas:
Giraba,
giraba la rueda
y el agua pasaba,
porque llega la boda,
que se aparten las ramas
y la luna se adorne
por su blanca baranda.
Madre: Al agua se tiran las honradas, las limpias; ¡esa, no! Pero ya es mujer de mi hijo.
Por último, cabría analizar otro símbolo clave para la obra: la luna. Esta es la mensajera de la muerte y todo lo que en sí conlleva, como la violencia. La luna en esta obra aparece como un personaje más y va a ser esencial para el desarrollo de la obra, al igual que la mendiga con la que dialoga, que simboliza la muerte. Esta, al igual que todos los demás símbolos, es nombrada mucho antes del desenlace de la obra augurando sutilmente el final trágico de la misma:
Criada: ¡Ay pastora, que la luna asoma!
A la luz de la luna mueren los personajes, es la que ilumina el paisaje para que la tragedia se produzca y finalmente los personajes mueran.
Luna: ¡Allí vienen! (Se va. Queda la escena a oscuras.) Mendiga: ¡De prisa! Mucha luz. ¿Me has oído? ¡No pueden escaparse! (Entran el novio y mozo 1. La mendiga se sienta y se tapa con el manto.)